12 sept 2012

JOSE MARIA APEZETXEA FAGOAGA

Jose Maria Apezetxea nació en Erratzu (Baztán) en 1927. Fue seminarista en Pamplona desde 1939 a 1947. En esa misma época, entre 1941 y 1948, recibió de Javier Ciga (su tío segundo) enseñanzas pictóricas en Elizondo durante las vacaciones de verano, y a partir de entonces, se convirtió en un pintor autodidacta.


En 1948 se hizo cargo del negocio de venta de tejidos en Erratzu y ese mismo año ganó el Diploma de Honor del Certamen de Pintura del Ayuntamiento de Pamplona. Coincidió en Elizondo con el pintor Vizcaíno Fidalgo, con quien se unió para montar un estudio el cual se fue convirtiendo en el centro de aprendizaje de los pintores baztaneses del momento, con quienes más tarde formaron el grupo “Artistas del Baztán”, un grupo de trabajo con pintores vizcaínos que llegaron a Elizondo atraídos por Fidalgo, a los que se unió Ana Marín. Así Agustín Ibarrola y Ariño de Garay, conociendo al escultor Oteiza a través del primero. Este grupo fue presentado en Pamplona en 1983 en los Pabellones de la Ciudadela.

Cuando Fidalgo se marchó a Madrid, vivió un periodo de “abstinencia artística” que duró diez años (de 1955 a 1965). Más tarde comenzó a pintar al aire libre, participó en numerosas exposiciones de forma colectiva, y se presentó individualmente con una acogida excelente en Elizondo en 1994. Realizó junto con Ismael Fidalgo la exposición “De Baztán a las Minas” la cual viajó en octubre de 1995 desde Baztán a Irún, Barañain y Portugalete.

De la experiencia conjunta derivó en Apezetxea el geometrismo que le es propio. Geometrismo separado, sin embargo, del asunto social, incardinado en la naturaleza baztanesa. Martín Cruz escribe de Apezetxeaa que <<bebe en la herencia fundamental de Cézanne y tamiza su color aprendido en las fuentes del impresionismo>>. Impresionismo que habría que valorar como la forma espontánea y libre de traducir conforme a verdad su intensa emoción ante el paisaje. Y es que su pintura nunca hubiera existido sin la certeza de un paisaje baztanés que se comprende y se ama, porque se respira su aire a diario. El mismo, refiriéndose al paisaje que le rodea, ha dicho: <<estoy plenamente convencido de que sólo en lugares como éste los seres humanos vivimos, aún, una verdadera existencia humana>>. La raíz de su pintura está ahí. Una pintura austera, íntima, contemplativa y sencilla.

Así pues sus obras beben directamente de la influencia del impresionismo con una gran fuerza colorista y una pincelada suelta que sabe controlar en la esquematización propia del entorno que retrata. Fue discípulo del artista y familiar Javier Ciga en su juventud y siempre ha sido un enamorado del pintor postimpresionista Paúl Cézanne.

Apezetxea es pintor de vocación más que de oficio, ya que durante toda su vida ha tenido que alternar los pinceles con otras disciplinas. Trabaja sobre todo al aire libre y esa libertad se transmite en sus paisajes, en los que los distintos planos delimitados por el color se superponen unos a otros con una tendencia constructivista, de orden, que curiosamente en algunos casos roza la abstracción. Además de los paisajes, Apezetxea ha trabajado el retrato y los bodegones.

También ha sido maestro del Curso de Pintura al aire libre titulado “Paisajes del Baztán” impartido junto a Tomás Sobrino durante los meses de verano.

Jose Mari Apezetxea Fagoaga, un gran pintor centrado, principalmente, en la naturaleza del valle, muestra con una visión muy particular y emotiva la magia de Baztán. Su obra forma hoy parte de colecciones de España y América.





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